lunes, diciembre 21, 2009

Beatriz sonrie

El festival de teatro de la provincia de Buenos Aires termino este domingo.
Doce obras fueron las finalistas. Tuve la oportunidad de ver algunas y acompañar a Beatriz, Vi a mi amigo Juan Pablo en la obra Mar de Fondo, un placer de espectaculo.
El domingo estaba camino a Firmat para ver La medialuna una experiencia que hace la secretaria de cultura de Santa Fe en diferentes ciudades del interior, me invito Severo,otra maravilla.
Ahora en Cordoba, me acabo de enterar que Beatriz ha ganado el festival. Y representara a la provincia de Buenos Aires en la fiesta Nacional de Teatro.
Beatriz sonrie, Laura esta impactada, yo sonrio y lloro a la vez.
Ahora si puedo decirlo, he terminado un buen año.
Felicidades a todos.

lunes, diciembre 14, 2009

La alegría de un lugar

A mi no me gustó el fútbol siempre.

No sé si se puede decir que aprendí a que me guste. Digamos que me acerqué y me gustó. Me hice del club de mi lugar, y la cancha se transformó en el sitio dónde encontraba mis amigos en la tribuna y de pronto me encariñé con ciertos jugadores. Yo no viví eso de que los jugadores jueguen por la camiseta. No lo conocí, además los jugadores en Banfield siempre duraron poco, se iban buscando mejoras profesionales y económicas, otros horizontes. Banfield era un club chico. En ese momento el fútbol me apasionó.

Como titiritero cumplí mi sueño, le hice un espectáculo a unos de los planteles que más cariño le tuve: los que jugaron un ascenso y ascendieron, hice el espectáculo en una concentración, después tuve mi momento de gloria cuando todo el plantel me descubrió en la tribuna y me saludó. Con el tiempo me fui desanimando, me empezaron a cansar ciertas cosas del fútbol, las cosas de los que lo manejan, de los que aprovechan el fervor popular, el entusiasmo de la gente, para el bien propio. Me distancié y me desasocié del club.

Volví a la cancha hace poco tiempo, volví ya sin el fanatismo anterior, volví a ver un equipo de jugadores, actores de un espectáculo imprevisto, jugando con el rol temporario de defender una camiseta de los colores de un club que no me representa, pero que puede ser identificado con un lugar. Un lugar de donde soy.

Soy de Banfield, no soy del club Banfield.

Ayer a las 3 de la mañana alguna gente seguía cantando y bailando en Maipú y Alsina que son unas calles emblemáticas de mi ciudad.

Soy de Banfield- Decían,

Ayer vi por primera vez en mi vida el estadio de Banfield completamente lleno, no sé de números pero al parecer el estadio reuné más de 30000 personas.

Nunca. en ningún partido vi el estadio llenó de esa manera. Los hinchas de Banfield, siempre apáticos, serenos, contemplativos se había multiplicado de pronto ante el triunfo, o había sucedido otra cosa. Hice cuentas. Escuché que en Banfield viven algo así como 200000 habitantes. Es decir que era lógico pensar que la gente de Banfield estaba en el estadio festejando. los banfileños, amantes o no del futbol pero habitantes de este lugar, estaban allí. El fútbol era la maravillosa excusa. La fiesta era la maravillosa excusa para ponerse contento, para gritar, para bailar, para abrazarse, para llorar. Reencontré mucha gente, conocidos, viejos amigos, amigos, vecinos, desconocidos de esos sin dientes, borrachos, todos extremadamente sonrientes. Sentí claramente que la alegría había venido a este lugar.

De pronto este lugar ya casi sin aire, sin verde, al que le plantan edificios cambiándole la estética, dejándolo sin agua, sin horizonte, éste lugar cada vez más encerrado entre la ciudades vecinas. De pronto este lugar salió a festejar su nombre. Qué festejó? Festejó un título de fútbol, claro que sí, festejó eso, festejó que durante 113 años nunca había podido festejar un título de fútbol. Qué festejó? Mientras estaba en la cancha una persona que estaba a mi lado me preguntó señalando a una multitud que corría dando algo así como una vuelta olímpica:

Che, ese pelado de ahí es Luchetti? No me atreví a decirle que Luchetti no era pelado. Solo me reí. Ahí empecé a suponer que ese que estaba a mi lado había ido a la cancha por otras razones.
La fiesta había convocado no solamente a los amantes del fútbol. La fiesta había convocado a los habitantes. Entonces me sobrevino esta alegría. La alegría que trae ser de un lugar. Una alegría dificilísima de compartir con los del mismo lugar. Así estoy ahora esta alegría de ser de este lugar que se llama Banfield. Pensando si la alegría no será el mejor comienzo de todas las cosas.





miércoles, diciembre 09, 2009

fin de año

Se acerca.
La última función la hice en Oberá, en el galpón de la murga del monte, totalmente llenó.
Muy bueno volver a pasar por esos lugares que uno anduvo y recolectar algunas historias, por ejemplo ésta.
El hombre se acercó a saludarme en la pausa de De Banfield a México y me dijo:
Quería decirte que después de ver este espectáculo en La facultad de artes la última vez que viniste, con mi mujer nos quedamos tocados y sólo pensábamos en conocer Iruya.
Fuimos y es como lo contaste. Fue hermoso estar allí.
Se tarda mucho tiempo en saber como uno ha influido en algunas personas. Vale la pena vivir ese tiempo. Transcurrirlo.
Ahora que he regresado a Banfield solamente me queda el festival provincial de teatro, donde Beatriz hará su presentación el 18 de diciembre a las 17 horas. El 20 se expedirá el jurado, para entonces estaré ya en Firmat, viendo la medialuna.
Hasta el año próximo.
Saluti.
El 15 de enero 2010 estaré en Chascomus en el parador Atalaya.
Un poema para cerrar el año.

Mentira

Alcanzó a la muerte

en una esquina

pero no era su hora

y tampoco era la muerte

y tampoco era la vida

ni que decir de haberla

alcanzado.

Sin embargo, créanme,

se fue con ella