viernes, abril 06, 2012

20 años

20 años,( Veinte años)

Lo he escrito de dos maneras, como para preparándome a lo que quiero comunicar.Hace veinte años atrás, tomé la decisión de irme, de viaje, iba a llevar carpetas de poemas y escritos, como dos cámaras fotográficas y como un proyecto de realización de cortos documentales y títeres . Hace 20 años tenía 24 años, y era totalmente consciente de lo que estaba haciendo, allí me asaltó el miedo.
El miedo me fue guiando a través del camino, miedo a perderme, miedo al fracaso, miedo a no encontrarme, miedo de no saber, de no entender, de demorar, de esquivar, miedo del desencuentro. Me iba a ir según creía, por algo así como dos años, y si bien iba a encontrar una persona por el camino, ese otro no era mi amigo, me doblaba en edad y tenía otros objetivos.
Yo esquivaba el miedo con diversos objetivos, quería conocer, conocerme. Encontrar américa latina.
Cuando deje Banfield en diciembre de 1992, decidí que mi primera parada fuera el poblado cordobés de San Marcos Sierras, hasta ese momento de mi vida, ese era mi lugar en el mundo, yo era de Banfield, pero me reconocía a mi mismo mucho más en San Marcos Sierras, en ese poblado había vivido sensaciones extra-ORDINARIAS., sobre todo había escrito un texto que me parecía que no había sido mio, que había sido susurrado en mi oído. Escribí ese texto después de caminar en la absoluta oscuridad durante unos 22 kilometros con mi amigo el OVEJA por una camino de ripio donde vivimos juntos el enfrentamiento al miedo más básico. El camino que habíamos hecho nos dejó en San Marcos Sierras y una vez allí, se podría decir que vomite el texto. Ese escrito siempre me pareció una exageración de mi parte, parecía haber sido escrito por la persona que veía el camino que iba a realizar los siguientes 12 años. Y asi fue, el texto anticipó lo que iba a pasarme y me pasó viajando por América, 5 años después de escribirlo lo incluí en la obra EN CAMINO, como cierre.
En aquel entonces paraba yo en un casa antigua y amplia, de parral y galería colectiva, donde pasaba sus últimos tiempos el escritor Santiagueño Don Moises Carol, con él las sobremesas se alargaban en sus relatos. Ya para el año 92 eramos amigos y quizá por esa confianza que ese viejo siempre me daba, yo me animaba a inventarme, la mañana en que escribí el texto lo lleve a la mesa y viendo por la ventana el patio de parras y pedí leérselo. El tenía las articulaciones de las manos ya un poco desajustadas y al mirarlo para empezar a leer, él se inclinó a la mesa mientras llevaba su mano al borde de los lentes y como agachándose fue cerrando los ojos para escuchar. Estaba a mi lado mi amigo el oveja, quien había caminado conmigo toda la noche, empecé entonces a leer entuasiasmado y al terminar no sé si me tendí hacia atrás en la silla o si apenas tragué aire. Moisés demoró en sacarse su mano del intersticio que mediaba entre sus lentes y su frente, entonces comenzó a mirarme fijamente, profundamente, hizo un leve movimiento en la comisura de sus labios y se tocó los bigotes, lo enfoqué interpelando, entonces despegó por fin su vista de mí, buscó su voz en el fondo del mundo y dijo:
—Has sido hechizado.
La voz gutural de Moisés resonó en el adobe de la casa y me estremeció. Me pidió que lo lea nuevamente pero esta vez más despacio, y así lo hice, al terminar se paró y caminando a una pared pronunció.
—Iluminado, fue un descenso, Mistica pura.
La charla se fue tornando más mundana y se obstinó en que no cambiase ninguna palabra de las que había escrito.
—Te ha bajado, el canal se abrió y lo has recibido.
Como ese texto fue el tema de conversación de varios días una noche mientras estábamos solos en la galería me animé a decirle que haber hecho aquel camino me había dado la sensación de haber hecho todos los caminos. El me miró y dijo que podía haber sido, que había sido inducido por el universo y me habían dictado el texto, cosa que me parecía la más absoluta verdad. En aquel texto que muchos de los que leen esto conocen o pueden conocer bajando mi obra EN CAMINO, apenas cambie una frase. En el texto original el joven que se detiene a un lado del camino no dice como en la obra: “ Voy hacia América” dice en realidad “Voy a Sam Marcos Sierras” después el resto es lo mismo, exactamente igual y he repetido ese texto al menos unas cien veces en Portugués, una veinte en Francés y cientas más en Español y por todos los lugares que mi viaje y ese camino me ha llevado.
Esa es la historia vieja, pero retomando: veinte años atrás vine aquí para comenzar un trayecto que desconocía donde me llevaría pero me convirtió en titiritero.
Como todos lo que siguen mi blog, saben que hace un tiempo estoy en un proceso de reconstrucción de mi mismo, el inminente estreno de mi segunda película, el lanzamiento de mi segundo libro a mediados del año han colocado cuñas mas fuertes en mi alma y estoy en una encrucijada parecida a aquella del año 92 como si un nuevo camino se abriese y estuviera de nuevo enfrentado al miedo. En aquel entonces en San marcos me detuve para el De BANFIELD A MEXICO, para tomar aire y concretarlo, ahora siento que estoy nuevamente frente a un nuevo camino que no se donde me llevará pero se que se está abriendo y he decidido repetir una ceremonia.,voy a volver a detenerme en San Marcos Sierras y voy a volver a caminar los 22 kilometros nocturnos para llegar a allí. Todo se ha hecho espiralado, no fue en vano que la tapa de mi libro DE BANFIELD A MEXICO es el espiral de dos entradas que dibujaron los nazcas en su desierto hace 2500 años. Siempre me ha fascinado ese dibujado y explica mucho mejor que yo lo que siento que estoy haciendo en el mundo. Lo explicaron ellos, hace mucho tiempo, lo hicieron en líneas en un desierto que milagrosamente las mantiene intactas. Por ese espiral estoy en San Marcos y sin saberlo he terminado hospedado en la misma casa que me hospedé hace veinte años, Moises ha muerto, doña Elvira la dueña de la casa también pero está su nieto, el nene que despedí cuando tenía 9 años y hoy es el propietario, he venido a parar aquí , a esta hosteria por la película de Garrafa, Leandro ha elegido este lugar porque se ha hecho amigo del dueño y me ha hablado maravillas de este lugar, yo he hecho lo mismo con él sin saber jamás que estábamos hablando del mismo lugar, sin saber que su amigo el dueño, es el niño que andaba por aquí con su primer guitarra cuando yo me hospedaba aquí preparándome para mi viaje. Cuando nos acercábamos aquí sucedió algo así como lo que deben vivir las personas que encuentran un tesoro. Existe acaso algo más bello que descubrir que el tesoro de un amigo es exactamente el mismo que el nuestro.
Su tesoro es mi tesoro. Hemos bajado del auto gritando cosas inverosímiles e irreproducible, fue un acto de locura, he pasadotanto tiempo en esta casa que no era un hostel en aquel tiempo, y grito:
—Yo he dormido en ese cuarto.
—Yo también— grita”
Mauro, el niño que dejé de ver hace veinte años no entiende lo que esta pasando pero conozco cada recoveco de este lugar de sus personas, de sus historias, y no tiene mas que abrazarme. Lo miramos a Riqui que se sabe complice de todo esto porque ha sido el quien intermedio sin saberlo para que finalmente vengamos a parar aquí. No tengo más palabras para explicar lo que siento, estoy escribiendo este texto sentado en la mesa de la galería donde imagine como cosa iba a ser América, donde peleé con mi imaginación. Ahora estoy sentado aquí , en algo parecido y puedo imaginar que va a suceder con la película EL GARRAFA, tengo el mismo antiguo miedo renovado, ¿dónde me llevara este nuevo camino?
Hoy por la noche tomaremos un colectivo a Capilla del Monte y cerca de las dos de la mañana si acaso las nubes lo quieren haré el mismo camino que cuando tenía 24 años pero esta vez iluminado por la luna llena .

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