martes, julio 24, 2018

Noticias de Italia XVI


Estamos entrando al valle del Natisone, donde sucede el Festival. Estamos yendo al hotel pero Cividale está a camino, además, es una ciudad que vale la pena, es pequeña, es antiquísima, Paramos. Apenas bajamos hay una estatua del Cesar, ésto representa el Friuli, me dice Fernando, y me explica algo que no recuerdo. Friulianos para mí, son los salamines de Córdoba. Andamos un poco hasta el puente del Diablo. Abajo, muy abajo el río viene suave y verde y deja ver las truchas. Entramos a las callejuelas del medioevo. El gheto, palabra Veneta, y así vamos andando. de pronto hay un patio y está el museo.  ¿Acá nació Podrecca? Sí, y éste es su museo. Entramos justo cuando está por cerrar.  Estoy entrando y me viene inevitablemente Stoppini, cuando era el secretario de prensa de la la secretaria de Cultura de Lomas en tiempos de Tavano. Stoppini me recibió en el año 92, me trató bien, pero lo primero que hizo fue hablarme de cuándo había visto a Podrecca. Yo no tenía ni idea de lo que me hablaba, me habló de adultos, me habló de un barco que traía miles de cajas, me habló de marionetas que llenaban teatros en Buenos Aires y finalmente cuando vio la foto de Bobi, me preguntó¿Es de piedra?
Al entrar a la primera sala, hay una frase que encabeza otras dónde dice algo así como “Salvo Carlitos, ésto es lo más maravilloso que ha producido el arte”, quién firma la cita es un tal Charles Chaplin. En la primer sala hay un video encendido que mezcla el reportaje con imágenes antiguas. Está el barco del que hablaba Stoppini y para mi sorpresa está el teatro de Buenos Aires. Las marionetas son todas talladas en madera. La sala de al lado está dedicada a una mujer que lo ha continuado.  Una planta más arriba hay una escena de una película argentina con las marionetas de Podrecca, en ella se representa el baile de la rumba.  Podrecca escapó de la primer guerra mundial, pasó años en Argentina. De esa época hay algún centenario que lo recuerda. Pero bueno, nació en en Friuli en un pueblo pequeño, ínfimo, recorrió el mundo con l Piccoli, su teatro de marionetas y se ganó el elogio mayor, el de Carlitos.

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