viernes, julio 27, 2018

Noticias de Italia XXIII

Acá está el acta. Tuviste suerte, me dice la mujer del registro civil, esto no se encuentra fácilmente, a veces hay que buscar mucho y no se encuentra nada, pero acá está era verdad que se casaron en Laurito, pero él no vivía en Laurito. Mercuri no es un apellido de Laurito no hay ninguno. Cuando Setimio Mercuri se caso el vivía en San Mauro La Bruca. 
Hay una emoción que empieza a brotarme, estoy empezando a desenredar una madeja que no sé donde irá a parar. La imagen de mi tatarabuelo se ha ido formando y deformando de distintas maneras desde que vi el puerto de Nápoles. Miles de historias junto con un comentario que mi padre dijo que creía que se habían separado y por eso nadie sabía nada. El día que yo vi el puerto de Nápoles empezó en mi cuerpo un viaje, un viaje que empezó a desarticular esos comentarios junto con otro de un viejo italiano que encontramos una vez en la calle con mi abuelo, cuando yo era muy chico. El viejo, estaba hablando con mi abuelo, entonces mi abuelo se enojó por algo y le habló fuerte, entonces el tipo le dijo, al final sos igual que tus parientes, los Mercurio de Nápoles son todos de la camorra. Mi abuelo, le dijo que sí, que era igual a los de la Camorra de Nápoles y que él era igual que los boludos de Banfield. Cuando subimos al auto, le pregunté si sabía algo de lo que el tipo le había dicho, el abuelo me dijo algo que ya me venía diciendo hace tiempo, M´hijo, usted tiene que siempre tener cuidado de esta gente, esta gente sostiene el mundo mientras nosotros queremos mejorarlo, el mundo y sobre todo este país, un país tan rico, está lleno de boludos.
La mujer tiene un libro inmenso de color marrón en las manos, lo apoya sobre el balconcito del anágrafe y me deja que lea. Yo no encuentro los anteojos en ningún lado. El acta del mil ochocientos y pico, dice que mi abuelo no ha nacido en San Mauro, mi tatarabuelo ha nacido en Fermo. Dónde es Fermo, le pregunto a Fiore que se ha hecho hacia atrás mientras estira la boca hacia adelante, abre los brazos, y me dice que después me explica. Era marchesiano. Se vino del norte.
Cuando me dice que se casó a los 46 años, vienen a mi mente más interrogantes aún. La mujer me pregunta si quiero la transcripción y le digo que sí, entonces me dice que solo puede estar a la mañana siguiente porque va a cerrar, pero que a las 8 de la mañana va a estar lista.

Yo estoy parado en la puerta de la municipalidad mirando Laurito, enfrente hay 8 viejos sentados en la puerta del bar azurro, jugando a las cartas y gritando. la calle empedrada atraviesa las 5 cuadras de Laurito. atrás de la municipalidad un paisaje inmenso se conforma en valle, montaña y mar. No hace calor.  Fiore se para al lado mío y me dice, hay un dicho muy antiguo para hablar de los marchesiano, “ mas vale tener un muerto en la casa que un marchesiano en la puerta” Los marchesiano, se dedicaban a cobrar impuestos. Ahora, hermano, anda a saber que vino a hacer tu tatarabuelo acá, en el 1880. No lo sé digo, pero antes sabía menos. Antes mi imaginación iba de los lugares más absurdos, románticos o peligrosos, hasta el delirio, ahora mi abuelo es alguien más real. Volví a entrar y le pregunté a la mujer como se llamaba. Esperanza, me dijo. Entonces me reí por primera vez y le dije usted es mi esperanza de que encuentre a mi tatarabuelo.

3 comentarios:

hernan dijo...

bravo !!!! bravisimo !!!!

Mario dijo...

Muy bueno!!!!
Que bárbaro lo que te está pasando.

juancarlosmercurio dijo...

Esto que parece un buen cuento es una verdadera y fantástica historia.