sábado, julio 28, 2018

Noticias de Italia XXXII



Te encontré. Estabas aquí, te quedaste. No hubo manera de convencerte, de explicarte razones,  de que respondas. Filippo el papá de Ana, estaba ya en Argentina.  Era el año 1906, Ana tomó el pasaporte y se embarcó.  Llegó a la Argentina con 3 niños. Todos iban a dejar su apellido en Italia. El nuevo apellido empezaría en el año 6 se llamarían de ahí para adelante Mercurio. Si no fuera porque mi padre vino hace 27 años aquí a buscar una partida de nacimiento todo esto que relato no hubiera sucedido al menos conmigo. Llegué hace dos días, casi 3 para ser exactos, Ya es jueves, el día que llegué era un día muy importante, se cumplian 120 años de que habías muerto. Lo sé ahora que te encontré. Ahora sé porque te quedaste, ¿Por qué un padre deja sus 3 hijos irse tan lejos? ¿Por qué no hace lo imposible para acompañarlos o ir después, por que no desiste de sus decisiones? ¿Por qué? Ahora lo sé, te encontré tatarabuelo, lo sé, te eximo de excusas, dejé de lado mis pensamientos, mis elucubraciones absurdas, hoy cuando fui hasta San Mauro la Bruca, cuando por fin supe que eras zapatero, fue cuando Fiore me hizo advertirlo, él no fue por una razón inamovible. No fue a la Argentina, porque Setimio Mercuri había muerto. Murió en Laurito hace exactamente 120 años, un día como hoy, un 25 de julio. Vivió con su familia en la via Piazzieri,  acá arregló zapatos. El fue uno de todos nosotros que le sucedimos trabajando con las manos y se dedicó a construir herramientas para que los hombres pudieran caminar mejor por este mundo. Nunca conoció a su nieto. El hombre que mi padre vio reparar zapatos. No pudo, porque la muerte lo asaltó a los 50 años. Te encontré tatarabuelo. Te encontré. No llegaste a conocerme porque el tiempo no permite tanto. Pero curiosamente cuando yo era un niño mi abuela Elvira solía preguntarme ¿qué querés ser cuando seas grande Sergito? y yo, inevitablemente una y otra vez para la risa de todos respondía, quiero ser zapatero, ahora sé que era algo tuyo que vibraba en mi sangre, para que alguna vez corriera atrás de esta historia y finalmente la escribiera.

1 comentario:

juancarlosmercurio dijo...

Como es la memoria siempre está dentro, cuando la necesitas sale, recorde como se reían mis padres diciendo que cuando me preguntaban que quería ser cuando sea grande. Yo respondía, zapatero.porque? me decían, es que estás sentado!!, no era por genética, era por fiaca.